Al otro lado de las estrellas

- Dime una cosa - le preguntó un chico de cuatro años a su mejor amiga de cinco años y medio- ¿Qué se esconde al otro lado de las estrellas?
- ¿No lo sabes?- preguntó poniendo cara de asombro a la vez que por dentro empezaba a tomar forma su nuevo plan para reírse un rato de su gran amigo- Cuando era más pequeña, mi papá me subió en una nave con la que volamos tan lejos, que llegamos al otro lado de las estrellas- hizo una pausa para observar como conforme iba relatando su historia, Ciro se quedaba más y más embobado, dejando volar esa gran imaginación que poseía. Al observar que había dejado de mirar a un punto concreto, respiro profundamente y tras poner esa cara que ponen los mayores cuando hablan de cosas serias, continuó su historia.
- Conforme nos alejábamos de casa, vimos otros planetas lejanos, como Astrón, donde vive el rey de las hormigas, grande como un elefante y sabio como un mago de la alta hechicería, él fue quien me enseñó a escaparme cuando me atan las manos con una cuerda, ¿o no te acuerdas del otro día cuando fuiste a tu casa a por pintura, y yo, que estaba con las manos atadas, me escapé y acabé pintándote la cara?- Ciro no paraba de reír, tenía una de esas personalidades que rebosan ilusión por la vida y a cada comentario que siempre le hacía su buena amiga Mintia acerca de jugarretas pasadas, una carcajada comenzaba desde los dedos de los pies y acababa saliendo por su boca como si de un megáfono se tratara.
- Luego me llevó a Munchia, el planeta de los juegos invertidos, allí lo importante no es ganar sino perder, y hay entrenadores personales que te enseñan a no jugar bien a las cosas, si los vieras, son unos profesionales. Pero cuando llegamos al otro lado de las estrellas, lo que vimos- hizo una pausa para crear emoción y su rostro cambió repentinamente abriendo la boca y los ojos todo lo que pudo- ¡¡fue algo increíble!!
Cientos de castillos en el espacio, con caballos galácticos con los que no dejaban de guerrear los reyes de cada fortaleza, primero los Caballeros Oscuros decidieron atacar a los Lanzapiedras lunares porque les habían robado una estrella, luego los Troyanos jugando a la pelota espacial con los Persaxs acabaron por iniciar una guerra que todavía hoy continúa.
Ante esta explicación, Ciro no podía contener su torrente de preguntas que necesitaban ser saciadas acerca de esa historia maravillosa, historia contada con mucho acierto ya que la época medieval le volvía loco. Mintia, que tenía mucha paciencia y le encantaba inventarse todas esas cosas, fue contestando una a una todas las dudas que tenía, hasta que empezó a aburrirse y llegó el momento de decirle la verdad. A Mintia le gustaba ver como le cambiaba la cara a Ciro cada vez que le devolvía al mundo real con sus razonamientos. Justo cuando iba a abrir la boca, Ciro se le quedó mirando muy serio, le cogió la mano y dijo:
- Cuando sea mayor me compraré una nave muy grande y llegaré al otro lado de las estrellas, lucharé contra los reyes galácticos y construiré el castillo mas grande y bonito, con las murallas mas altas y los caballeros más fuertes, lleno de música y de gente bailando, todos los días serán un buen motivo para ser feliz y todos vendrán a vivir a mi reino. ¿Y sabes porqué?- Mintia estaba sentada a su lado, mirándolo a sus grandes ojos verdes y no supo que contestar- Porque todos querrán tenerte a ti como reina, querrán vivir junto a una chica tan bonita como tu, y se reunirán en el gran salón de nuestro castillo para escuchar todas esas historias que nadie sabe contar tan bien como tu.- Ciro le miró con una sonrisa inocente y amistosa.
Mintia, que no podía casi ni respirar, quería decir muchas cosas pero su cabeza no le ayudaba en absoluto, solamente pudo articular un Vale. Le apretó la mano más fuerte y allí, los dos solos, se quedaron mirando las estrellas, imaginando inconscientemente, como sería su vida en aquel castillo. Desde ese día, Mintia nunca le contó la verdad de su viaje, y todos los días se iban juntos a la calle y se pasaban las horas hablando de aquello que había, al otro lado de las estrellas
- ¿No lo sabes?- preguntó poniendo cara de asombro a la vez que por dentro empezaba a tomar forma su nuevo plan para reírse un rato de su gran amigo- Cuando era más pequeña, mi papá me subió en una nave con la que volamos tan lejos, que llegamos al otro lado de las estrellas- hizo una pausa para observar como conforme iba relatando su historia, Ciro se quedaba más y más embobado, dejando volar esa gran imaginación que poseía. Al observar que había dejado de mirar a un punto concreto, respiro profundamente y tras poner esa cara que ponen los mayores cuando hablan de cosas serias, continuó su historia.
- Conforme nos alejábamos de casa, vimos otros planetas lejanos, como Astrón, donde vive el rey de las hormigas, grande como un elefante y sabio como un mago de la alta hechicería, él fue quien me enseñó a escaparme cuando me atan las manos con una cuerda, ¿o no te acuerdas del otro día cuando fuiste a tu casa a por pintura, y yo, que estaba con las manos atadas, me escapé y acabé pintándote la cara?- Ciro no paraba de reír, tenía una de esas personalidades que rebosan ilusión por la vida y a cada comentario que siempre le hacía su buena amiga Mintia acerca de jugarretas pasadas, una carcajada comenzaba desde los dedos de los pies y acababa saliendo por su boca como si de un megáfono se tratara.
- Luego me llevó a Munchia, el planeta de los juegos invertidos, allí lo importante no es ganar sino perder, y hay entrenadores personales que te enseñan a no jugar bien a las cosas, si los vieras, son unos profesionales. Pero cuando llegamos al otro lado de las estrellas, lo que vimos- hizo una pausa para crear emoción y su rostro cambió repentinamente abriendo la boca y los ojos todo lo que pudo- ¡¡fue algo increíble!!
Cientos de castillos en el espacio, con caballos galácticos con los que no dejaban de guerrear los reyes de cada fortaleza, primero los Caballeros Oscuros decidieron atacar a los Lanzapiedras lunares porque les habían robado una estrella, luego los Troyanos jugando a la pelota espacial con los Persaxs acabaron por iniciar una guerra que todavía hoy continúa.
Ante esta explicación, Ciro no podía contener su torrente de preguntas que necesitaban ser saciadas acerca de esa historia maravillosa, historia contada con mucho acierto ya que la época medieval le volvía loco. Mintia, que tenía mucha paciencia y le encantaba inventarse todas esas cosas, fue contestando una a una todas las dudas que tenía, hasta que empezó a aburrirse y llegó el momento de decirle la verdad. A Mintia le gustaba ver como le cambiaba la cara a Ciro cada vez que le devolvía al mundo real con sus razonamientos. Justo cuando iba a abrir la boca, Ciro se le quedó mirando muy serio, le cogió la mano y dijo:
- Cuando sea mayor me compraré una nave muy grande y llegaré al otro lado de las estrellas, lucharé contra los reyes galácticos y construiré el castillo mas grande y bonito, con las murallas mas altas y los caballeros más fuertes, lleno de música y de gente bailando, todos los días serán un buen motivo para ser feliz y todos vendrán a vivir a mi reino. ¿Y sabes porqué?- Mintia estaba sentada a su lado, mirándolo a sus grandes ojos verdes y no supo que contestar- Porque todos querrán tenerte a ti como reina, querrán vivir junto a una chica tan bonita como tu, y se reunirán en el gran salón de nuestro castillo para escuchar todas esas historias que nadie sabe contar tan bien como tu.- Ciro le miró con una sonrisa inocente y amistosa.
Mintia, que no podía casi ni respirar, quería decir muchas cosas pero su cabeza no le ayudaba en absoluto, solamente pudo articular un Vale. Le apretó la mano más fuerte y allí, los dos solos, se quedaron mirando las estrellas, imaginando inconscientemente, como sería su vida en aquel castillo. Desde ese día, Mintia nunca le contó la verdad de su viaje, y todos los días se iban juntos a la calle y se pasaban las horas hablando de aquello que había, al otro lado de las estrellas
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