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Palabras prohibidas en boca de niños

Junto al árbol

- Ayer, cuando estaba paseando por el parque, vi a un pato que salio del estanque y se quedó sentadito junto a un árbol…
- ¿Y? Enano, a veces me dices unas cosas…
- ¿Por qué crees que salió del estanque?
- ¿Y cómo voy a saberlo? Alomejor tenía frío, o quería estar a la sombra, o simplemente quería que personas como tu se preguntaran porque estaba haciendo eso o aquello… los patos no son de fiar.
- Pero si son muy graciosos y les encanta comer pan.
- Comen pan porque no tienen otra cosa que comer, seguro que si les dan golosinas se las comen sin rechistar.
- De todas formas, un pato si que es de fiar, al menos más que los leones, nunca sabes cuando te van a comer una pierna o un brazo… los patos solo dicen Cuac Cuac!!! Y se mueven de un modo muy gracioso.
- Los leones solo comen si tienen hambre, el secreto es darles de comer antes de que ellos mismos sientan que tienen hambre, solo así puedes tener un amigo león “de fiar”.
- ¿Y cómo sabes si tienen hambre?
- Pues si abren mucho la boca, es que tienen hambre.
- Si abren mucho la boca tienen sueño…
- Si tienen sueño se tumban.
- No me imagino un león con la boca abierta toda una hora…
- De todas formas… creo que hablábamos de un pato que se hizo el listillo contigo, ¿no?
- Ah si!! Yo creo que el pato estaba triste…
- A ver… ilumíname con tu teoría grandísimo Ciro de los parques…
- El día que mi perro se comió la rana, me enfadé mucho con el y luego me sentí mal por haberle gritado. Sin darme cuenta terminé sentado en mi jardín junto a mi árbol preferido, pensando en que tenía que pedirle perdón por haberme enfadado tanto.
- Así que cada vez que un pato, o un león, o una jirafa, elefantes, camellos, gatos y perros, murciélagos y arañas estén tristes… seguramente se sentarán junto a su árbol preferido, ¿es eso lo que me quieres decir?
- No, digo que todos tenemos algo que nos ayuda a estar mejor cuando estamos tristes, a mi me ayuda estar cerca del árbol, al patito también, pero tal vez a un elefante le guste más meterse en el barro y refrescarse… cada uno tenemos nuestro lugar preferido ¿no crees?
- Ahora que lo dices, a mi me gusta mucho sentarme a ver la tele con mis padres…
- Pues entonces no puedes negarme que tal vez el patito estuviera triste.
- Mmmm… bueno, vale. Pero solo porque me has convencido un poco, que te conozco y vas a pensar que todo lo que dices tiene sentido.
- Me conformo con que me des “un poco” la razón… eso para ti es mucho Mintia.
- Como me conoces Ciro, sabes de sobra que la razón la tengo siempre yo.
- Bueno, no sigas… ¿Sabes? Mañana si vuelvo a ir al parque, le llevaré pan y golosinas, alomejor así se anima. Nunca pensé que compartiría mis gustos con un pato. Creo que vamos a ser buenos amigos.
- Si te haces amigo de un pato solo porque le relaja estar junto a un árbol, te doy dos paquetes de golosinas…
- Dame tiempo…

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