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Palabras prohibidas en boca de niños

¿A quién le gustan las verduras?

- Mintia ¿te gustan las verduras?
- Yo no soy una planta.
- Pero todos las comen.
- ¿Todos? JA!! Mira enano, en este planeta hay millones de personas que no comen verduras.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque sino, no habrían tantas en el mercado, ¿acaso ves que hay cuarenta pollos?, ¿o cien vacas?, no, hay unos poquitos, y verduras hay muchas, seguro que la gente las coge y luego las vuelve a dejar en el sitio.
- Esa no ha de ser la solución. Supongo que todos empiezan como nosotros, jugando.
- ¿Jugando a qué?
- Pues… verás… en mi casa, juego con las verduras.
- JAJAJA eres muy raro Ciro.
- El otro día me pusieron pelotitas verdes pequeñitas… acabaron todas debajo de la mesa, jugando a las canicas con mi Rodolfo. Pero no sabe perder, porque se las comió todas.
- Te refieres a eso. Ciro, aun tienes que aprender diversas técnicas.
- ¿A qué te refieres?
- Mira. Coges un espárrago, y…
- ¿Qué?
- Una cosa alargada y delgada, de color verde con…
- ¿La puntita muy rugosa?
- Exacto, pues coges uno, lo pones en el extremo de un plátano y golpeas con la mano en el otro lado.
- Uau!!
- Ni te imaginas las canastas que he hecho en los vasos de mis papis, soy toda una experta. ¿Quieres otro juego?
- Si por favor, que divertido.
- Coges una naranja y la colocas en…
- Mintia, una naranja no es una verdura.
- ¿Y qué es renacuajo?
- Una fruta, todos los de mi clase lo sabemos, tenemos un dibujo muy lindo en la pared que nos lo explica.
- Mira, si tu profesora quiere engañarte, eso cosa de tu colegio, pero yo tengo la razón.
- Como siempre… Ahora recuerdo que no me has contestado a la pregunta.
- Pues te diré que NO, no me gustan las verduras.
- ¿Y que te han hecho ellas?
- Pero si a ti tampoco te gustan.
- Estoy tratando de encontrar una explicación.
- Te la daré. Al nacer, los niño tenemos desarrollado el sentido del gusto mas que nadie en el mundo, y solo comemos aquello que nos gusta. Con el tiempo, el gusto se va perdiendo con los años, empiezas a comer yogures, café, pastas secas y muchas más cosas, como verduras.
- Oh no, quiero ser siempre pequeño.
- Bueno, ser mayor tiene sus ventajas.
- ¿Cómo qué?
- Puedes comer bollos sin que te los pongan en lo más alto de la cocina, puedes salir a la calle mucho más tiempo, tienes bici y ropa muy bonita.
- Mirándolo así, me apetece ser mayor. Así es la vida, en cada etapa añoras no perder la que tienes, pero siempre depara algo mejor.
- Al menos hasta que no te conviertes en un anciano.
- Si, al menos para eso aun quedan muchos años... ¿jugamos a la petanca?
- ¿Y eso qué es?
- Como las canicas, solo que con bolas mas grandes, mi abuelito las llama así.
- Vale, pero nada de trucos, la última vez me ganaste con trampa.
- Mintia, no es trampa meter la bola a la primera.
- Algo harías… no me creo yo que dispares tan bien con tu dedo fofo.
- En fin, tú empiezas.

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